Cuando tuve mi primera cita con Carmen y Antonio, unos novios que se van a casar, en El Cortijo Ducha, en Jerez de la Frontera, el 1 de Agosto de 2015, a las 20.00 h., cuya ceremonia será de carácter civil, y la celebración será en el mismo lugar, lo primero que pensé, es que tendríamos tiempo suficiente para prepararlo todo a la perfección.
Tenían claro desde el principio que querían una Boda Vintage, por lo que nuestra paleta de colores será en tonos pasteles, rosa, celeste, verde, blanco, marfil…
Aquí os muestro una paleta de tonos suaves que he creado, para que os podáis hacer una idea:
Ella se inclinaba por destacar el rosa y el verde.
Así, que tras enseñarme varias fotos rescatadas de la red, enseguida tuve claro lo que querían, por tanto lo primero para mí era crear su imagen gráfica.
Tras un ir y venir de ideas, decidimos que la invitación sería «mensaje en una botella», por lo que utilizaremos un pergamino dentro de una botellita, para intentar sorprender a los invitados, y de algún modo darles alguna pista de que este enlace seria una ceremonia, con muchos detalles bonitos.
Fijaos que detalle más ideal:
No os podéis imaginar la guerra que nos dio la invitación, habían pasado como 3 horas, y todavía no teníamos nada, porque un gran error por mi parte, tras su insistencia, fue intentar diseñar la invitación con ellos, ya que era un…¡Esto sí!, ¡Bueno… pero, mejor esto otro!, ¡Nooo,aquello me gusta más!…así que lección aprendida: «no volver a crear nada con el cliente delante»
Por mi condición de cabezota, tenía que conquistarlos con mi diseño. Decidí no enseñársela hasta terminarla, y cual sorprendente fue su reacción al mostrársela que mi satisfacción fue plena. A Carmen, le brillaban los ojos de ilusión, tenía en sus manos la posible invitación de su gran día, y con esa emoción que caracteriza a las novias, le preguntó a Antonio su opinión, deseosa de que el dijera que también le gustaba. El novio sin pensarlo mucho , dio su aceptación.
Guauuuuuuuuuuu!!!!! En aquel mini-despacho que había improvisado horas antes, se acaba de decidir la invitación que yo misma había creado. Os podréis imaginar como me sentí, eufórica, satisfecha, en definitiva feliz.
La novia en cuestión, se la envió a su madre vía móvil, y seguidamente la llamó, escuché como le dijo «es muy chula», «original», «fuera de lo normal».
Bien, lo había conseguido, el esfuerzo había merecido la pena.
Ya tenía la imagen personal, para mí, lo más difícil, por lo que ya lo demás seria soñar y crear.
Con el subidón que tenía empecé hacer bocetos de etiquetas y a medida que se los iba mostrando, iba alucinando con todos ello.
¡Que alegría a Carmen le brillaban los ojos de ilusión!
Conclusión del día: reto conseguido, los novios creyeron, confiaron en mí como profesional y logré conquistarlos con mis creaciones.
Por el momento, no puedo mostraros ni la invitación, ni su imagen gráfica, porque es «top secret», pero os dejo con una imagen bella de una boda vintage.
Continuará…